Tripita

Se llamaba Juan, Juan de los Santos Castellanos Rojas.

La calle, y en estricto su abuelo, le pusieron «Tripita».

Yo le conocí unos años antes del boom de los comicos ambulantes. En aquellos días el centro de Lima, se ofrecía como reto para aquel grupo escolares del Externado Santo Toribio.

Un buen día, antes de terminar la formación, salimos por la puerta trasera del colegio. Volvimos por la plazuela, subimos el puente, bajamos al jirón de la Unión por la calle en la cual se encuentra el Colegio Monserrat.

Fue un día duro, el jirón de la unión estaba resguardado a cada paso por mendigos, locos y niños que estiraban las manos ensuciando la camisa blanca.

Allí donde ahora hay un Mc donalds, no logró recordar que existía. Recuerdo sí que intentaron vendernos un discman «nuevecito» a 50 soles (en aquellos días, un discman «pitito» no podía bajar de sus bien pagados 120 dólares)…, recuerdo que un colega expreso su deseo de adquirirlo (le parecía un negocio «redondo»). Recuerdo también, que dudoso, llame al Tango Motorola 300 de mi padre, y le consulte (mi padre trabajaba en esos días en la DININCRI, en la avenida España, entonces no estaba tan lejos, y saberle cerca me brindaba cierta seguridad). Mi padre, me dijo una cosa bien concreta: «uno, no compres nada, ni dejes que tu amigo lo haga; dos, si se anima a comprar dile que le darán jabón!». La moneda se termino.

Nos persignamos, luego de cruzar la calzada, frente a la Iglesia de La Merced, y proseguimos camino. Al pasar el Palais Concert, un joven, con pinta de trabajar en la Bolsa de Valores, o algo así (estaba enternado, pero sin pinta de ser abogado, más bien pensé: economista), rompió en llanto, maldecía y buscaba sin exito algún policía… al pasar frente a nosotros, dejo caer al piso una cosa verde, cortada en forma circular: era el discman que cale abajo nos habían ofrecido.

Caminamos hasta la Plaza San Martín. Ante la disyuntiva de subir al Parque Universitario o bajar a Quilca, uno dijo que aunque ir al Parque Universitario era más peligroso, allí estaban los cómicos ambulantes…

En un escenario que en crónicas de aniversario de nuestra independencia aparece como majestuoso, se encontraban pirañitas, choro de poco monta, ebrios que dormían la mona desde hacia varios días.., ebrios ecologistas, regando las plantas vía propulsión a chorro del meato urinario, escolares pirañitas,  escolares trabajadores, y ambulantes, ambulantes, ambulantes y miles de ambulantes… tomando todas las veredas (o los bloques amorfos de concreto que hacían sus veces) para vender y revender lo que lícita o ilícitamente ofrecían.

Allí estaba un instructor que mostraba su pericia en las artes marciales, y vendida folletines de la editorial de «Toribio Ayarín Injante» a un sol. Más allá, se ofrecían productos para sacar brillo a la plata, al oro, etc. a medio sol. Enfrente, se vendían navajas, chavetas, nudillos… Allí estaba la señora con su carrito de Monterrey, vendiendo tunas y «guabas» (pacay), al lado un joven psicodélico a quien compre un cassete de Los Nosequien y los Nosecuantos… y la lista seria de nunca acabar.

En el Parque Universitario estaban todos, no eran famosos y aguardaban la mejor hora para llenar sus bolsillos con las monedas que otros podrían prodigarles. La mejor hora, como luego nos informarían es aquella en la cual las secretarías, los oficinistas, y etc., etc. salen de trabajar, entonces ellos estan al ruedo a las 5pm, 6pm, 7pm, 8pm, y hasta las 10pm.

Sin embargo, la hora del almuerzo también sirve. Nosotros y otros curiosos eramos la prueba.

Recuerdo a Mondonguito, quien además promocionaba sus cassetes, del sello: «discos del pueblo, qué rico!», estaba junto a él el poeta de la calle, Blackaman (el político del grupo, que daba cuenta de cómo el cólera había sido un psicosocial del gobierno de fujimorí: «acaso los pollos no toman agua?, a ver, tu flaco, si tu, no te hagas el gil ni vengas a sorprender, has visto a un pollo hirviendo su agua?, usted señor, poniéndo la tetera?, entonces pues!, caraCHO!…» y así proseguía indignado)… Danny pasaba el sombrero y tenía pinta que al menos descuido te robaba, Kike inspiraba una suerte de confianza y hacía más que de cómico de Fakir… y allí estaba Tripita.

Tripita llamó mi atención por sus ojos claros y su complexión escualida. Su voz aguarrientosa era un elemento más. Yo, que aun pertenecía a Los Toribianitos, no entendía como diablos podía seguir gritando con esa voz de lija, de thiner, de aguarraz…

Su show fue tremendo, dominaba el ruedo, vendía sus golosinas, pedia aplausos, propinas, besos, jugaba con la gente. Todos tenían temor de que «se la agarrara contigo». Recuerdo que había un moreno allí, entonces Tripita empezo a bromear con los negros. Que los negros por arriba, que los negros por abajo. El moreno empezo a incomodarse. Tripita se acerca y le pregunta: «te esta molestando?». El moreno no dice nada.Tripita le había ganado el vivo. Luego, hecho un lord inglés y caminando con un aplomo que ya lo hubiese querido Blair, se acerca al moreno y le dice estrechando su mano, «una bromita moreno!, no te vayas a molestar!, la burguesía quiere un arte que estupidice al pueblo, nosotros no!, nosotros buscamos hacerte pensar por medio de la risa!…», el moreno asiente. Tripita avanza, regresa sobre sus pasos y acercandose al oído del moreno pregunta en voz alta: «perdona, dime, cómo te llamas!?»…

Luego, se aparta del oído del moreno y grita: «PERO CÓMO QUE KINGKON!, no te pases pues moreno!!!»

Ignoro si era fino o no, muchas veces le ví, en el Parque Universitario antes del boom, en la Alameda Chabuca Granda despues de este…

Ahora se ha ido.

He visto con un nudo de tristeza en la garganta sus últimos videos, me ha llenado de pena… y me ha forzado a arrojas estas líneas en el blog… Luego de más de 30 años de hacernos reír, todos le dimos la espalda…

Ignoro si se lea bien, pero particularmente, esas experiencias, y haberle podido ver a él y a otros, me han permitido entender y dar los primeros pasos, desde la escuela, en esto que es el tratar de comprender nuestra patria…, el aprender a quererla… y luchar por transformarla…

En fin, Tripita, ahora ya todo ha pasado… desde algún lugar ríes ya sin temor, ni ambagues…

NOTA: acabo de recordar un tema más sobre Tripita: era un «vivo», no se dejaba pegar, ni lornear. Recuerdo que me impacto mucho ver como pese a su físico, los habitantes del Centro de Lima y del Parque Universitario… le tenían ley

4 comentarios en “Tripita

  1. Tripita,como no recordarlo,era y sera siempre el mehor .lamentablemente no o pudimos ayudar a tiempo,pero c q desd algun lugar seguira siendo l mismo.siempre c qdara n mi alma

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