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Chávez v. Gargarella

Me iba al sobre, pues es tarde. Antes, el google reader.

Oh.

Roberto Gargarella nos tiene ya acostumbrados a una pluma ágil, intensa y lúdica, la que acompaña cada post de su blog y la que se deja disfrutar en los libros que ha acometido con ambas manos (alguno nos lo mando él mismo, otros los hemos pirateado, perdona Roberto!).

Hoy postea lo que sigue (un extracto, pues mientras más gente lea a Gargarella, mejor para la cultura jurídica latina):

Llega Chávez a la sala principal de reuniones del Tribunal, en medio de gran alboroto. Se va acercando al grupo de profesores extranjeros que andamos por ahí adelante (a mí me tocaba hablar después que a él!). Se detiene, con todo el tiempo del mundo -aunque ya era tarde- y comienza a conversar, azarozamente, con todos nosotros. En un momento, saluda a un colega brasileño y se produce este diálogo, que reproduzco teatralmente y de memoria.

Chávez: Usted es de Brasil? Mírelo al Presidente Lula. No puede ser reelecto porque la Constitución se lo prohibe. El pueblo lo quiere, pero las reglas le prohiben la reelección. Un 80 por ciento lo quiere, pero no puede ser reelecto.

Mucha gente del público asiente, se ríe.

Chávez: Estos son los problemas entre la Constitución y la democracia (y va subiendo de tono). Porque cómo es esto de que el Presidente no puede ser reelecto si el pueblo lo vota, el 80 por ciento. Aquí cambiamos la Constitución y me empezaron a decir: «tirano Chávez,» «Chávez es un tirano.»

Parte del público, que escucha, asiente. Yo me remuerdo un poco. Me pregunto: le digo algo o no le digo nada?

Chávez: El pueblo lo quiere reelegir, pero él no puede ser reelegido. Pero quién hizo esas reglas? Quién escribió esa Constitución?

Yo me zafo. Trago saliva y le respondo: Esa Constitución la escribió el pueblo de Brasil.

Un rayo corta la sala. Hielo total. Él, que apenas me había visto, me cruza una mirada durísima. El público que estaba rodeándonos queda congelado.

Chávez me pregunta: Así que la escribió el pueblo?
Yo le respondo: Claro que sí.

Chávez: Y usted va a hablar el día de hoy?
Sí, le digo
Y de qué va a hablar, me pregunta, de la tiranía, de la dictadura?
Uuuuuuh, me digo.
Voy a hablar del constitucionalismo latinoamericano, le digo.
Chávez: Del capitalismo?
Yo: No, del constitucionalismo
Chávez: Tú eres capitalista? me pregunta
Yo: No, soy socialista.
Uuhhhh, me digo.

Así las cosas -pienso- … todos seríamos socialistas.

-seámoslo siempre-

Socialismo para ricos

Salgo del seminario de Civil y Procesal Civil 1, con Cecilia O´neill.

Entró a la oficina donde suelo trabajar, me encuentro con GG, esta presente el Chino, también, de espaldas a mí y de cara al monitor, utilizando la pc de modo rudimentario esta el Mono (así es!).

Sobre la mesa redonda y de madera, sobre una ruma de papeles, libros, cartas, oficios, mas papeles, más libros, files, notas, apuntes desordenados… veo un papel impreso: Página 12. Socialismo para ricos.

Es tarde, me apresuro en comer los 3 trozos de pizza que han dejado para mí. Me voy.

De regreso a casa, decidó si proseguir este mes con el tema del italiano (las finanzas andan mal, te puedes imaginar), me pregunto también porqué diablos Woody Allen tenía preguntas tan cañas («Pensamiento: ¿Por qué mata el hombre? Mata por comida. Y no sólo por comida: con frecuencia debe ser por la bebida» -sin plumas-).

Al llegar, recuerdo que vi el texto: Socialismo para ricos. Página 12.

Llego, respondó uno correos, informo a los miembros del grupo de nuestra reunión con el decano del Colegio de Abogados de Lima (me doy couenta de dos cosas: i) suena importante, ii) como conversaba con Joel y Dyer en la tarde, el msn ha destruído mi capacidad de hacer un uso apropiado de las tildes), recomiendo el libro de Woody. Recojo las copias de «12 hombres en pugna» para la clase de Filosofía del Derecho (dicho sea se rumorea que tomaremos control de lectura).

Abro el blog de Vanguardia, mientras escribo un post en el mismo blog sobre METIS PALAS PUCP (el futuro de la onda). Desde el blog, doy click a Página 12 (esta como enlace).

Leo, leo, leo.

Decido copiar, pegar y difundir:

Socialismo para ricos

Por Joaquín Estefanía *

La impaciencia por saber si sería aprobado y conocer la letra pequeña del plan de rescate financiero de la administración Bush ha impedido detenerse con la atención debida en la quiebra de la principal caja de ahorros de EE.UU., Washington Mutual (WaMu). Esa quiebra –la mayor de una entidad financiera en la historia norteamericana– supone otro salto cualitativo en la naturaleza de la crisis. ¿Por qué? Porque esta vez ya no se trata de una institución mayorista, como por ejemplo Lehman Brothers, sino que su caída tiene consecuencias sobre los ahorros de decenas, o acaso, centenares de miles de ciudadanos: Main Street, no Wall Street.

WaMu no es un caso más de bancos que desconfían de bancos en el interbancario, sino de ciudadanos afectados en su confianza hacia el funcionamiento del sistema financiero minorista (como el británico Northern Rock, que hubo de ser nacionalizado). Desde el principio de la semana pasada, casi 18.000 millones de dólares fueron retirados de las oficinas de WaMu, generando una espiral de pánico. La intervención de la administración Bush facilitando la compra de WaMu por JP Morgan Chase –evitando cualquier tipo de subasta a la que hubieran podido acceder otros bancos, porque no había tiempo para la misma– ha logrado detener por el momento ese pánico de las ventanillas.

Que la crisis financiera ha traspasado directamente, por primera vez de modo tan nítido, el ámbito de la aristocracia bancaria y ha llegado al conjunto de los ciudadanos lo demuestran las primeras reacciones en la calle contra el plan de rescate de Bush. En las manifestaciones a las puertas de la Bolsa de Nueva York se ha calificado esta solución de ayuda al sector financiero como “socialismo para los ricos, liberalismo para los demás”, tan familiar a los neoliberales, como enseña la historia, en todas las mutaciones de idéntica índole. Los ciudadanos se encuentran inmersos en el clásico dilema del prisionero de la teoría de juegos (William Poundstone, editorial Alianza, 1992), un modelo de conflictos muy frecuente en la sociedad: cada jugador, de modo independiente, trata de aumentar al máximo su ventaja sin importarle el resultado del otro jugador y, sin embargo, ambos jugadores obtendrían un resultado mejor si colaborasen; desafortunadamente para los prisioneros, cada jugador está incentivado por sus propios intereses (en este caso económicos) para defraudar al otro, incluso tras prometerle colaborar. Los ciudadanos se han encontrado en el dilema de apoyar la intervención o la barbarie. Por hacer unas comparaciones cercanas: si el rescate se elevase finalmente hasta un monto total de 700.000 millones de dólares, equivaldrá a vez y medio el costo de la guerra de Irak (sin tener en cuenta los gastos colaterales de la última, estudiados por Stiglitz); la ayuda a Africa, comprometida en la ONU pero no desembolsada por las potencias donantes, será tan sólo una décima parte del monto de esas ayudas al mundo de las finanzas.

Primera frase que viene a mi cabeza: Gerald A. Cohen. Si eres igualitarista, ¿cómo es que eres tan rico?

* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.

Razones para el socialismo

Lima ha sido cerrada con toda la majestad que le asiste al presidente García, la misma majestad que le permite patear a quien le robe el show y patear doblemente si el osado milita en su partido. Lima ha sido cerrada y demolida en sus principales calles y avenidas, presentando su rostro más afeado a la Cumbre ALC-UE que motivo las demoliciones y que motiva los cierres. La majestad de García es la misma que le permite crear con hidalguía y pundonor un ministerio del medio ambiente… por decreto legislativo y sin la facultad de fiscalizar a las mineras.

He vuelto al texto que comente estaba dando lectura hasta que llego el funesto lunes con su carga regular. Razones para el socialismo es el título que los compiladores, los profesores Roberto Gargarella y Félix Ovejero, escogieron para dar vida a una sabrosa y edificante selección de textos.

Apertura “Razones para el socialismo” el prefacio que se le encargo al profesor G. A. Cohen, el cual me tomo la libertad de replicar, en algunas de sus partes. Le sigue un ensayo a cuatro manos nominado: “El socialismo, todavía”, a cargo de los compiladores. Participan de la compilación bajo comentario: David Schwickart (¿Son compatibles la libertad, la igualdad y la democracia? Sí, pero no bajo el capitalismo), Samuel Bowles y Herbert Gintis (¿Ha pasado de moda la igualdad? El Homo reciprocans y el futuro de las políticas igualitaristas), John Roemer (Estrategias igualitarias), Anne Phillips (¿Qué tiene que ver el socialismo con la igualdad sexual?), Erik Olin Wright (Propuestas utópicas reales para reducir la desigualdad de ingresos y riqueza) y el profesor G.A. Cohen (¿Por qué no el socialismo? y Vuelta a los principios socialistas).

La selección es impecable y la calidad de los textos es superior a lo que no veremos en buen tiempo por estas latitudes, que duda cabe. El texto se puede encontrar en la Universidad en la Biblioteca de Ciencias Sociales, se tiene sólo un ejemplar (también se puede encontrar en la sede de la editorial Planeta, en la misma distribuidora por un precio bastante menor al precio de venta en librerías).

En el prefacio que paso a reproducir, G.A. Cohen comenta como hace unos veinte años Alistair Cooke (veterano comentarista de la BBC para asuntos americanos) expresaba ciertos pareceres suyos planteando la siguiente pregunta: «¿Revivirá alguna vez el proyecto socialista?», Cooke se responde a sí mismo: «Sí». El profesor Cohen nos cuenta que Cooke sostenía que:

«era imposible que el ideal del socialismo no volviese a visitar la historia humana, porque el atractivo que ejercen la cooperación y la igualdad es demasiado obvio como para ser negado: la atracción de tales valores es tan fuerte que uno puede estar seguro de que existirán renovados intentos de realizarlos»

Continúa Cohen:

«Nosotros los socialistas, nos diferenciamos de Alistair Cooke no tanto por el reconocimiento del valor de la cooperación y la igualdad (él sabía de esto) como por nuestra confianza acerca de que algún día podremos hacer efectivos tales valores«

«Creíamos que algo era bueno, tratamos de lograrlo y produjimos un desastre. ¿Deberíamos concluir, por ello, que lo que creíamos que era bueno, la igualdad y la comunidad, en realidad, no era bueno? Tal conclusión, aunque es una a la cual se llega frecuentemente, es una locura. (…) ¿Deberíamos concluir, en cambio, que cualquier intento de producir este bien particular debe fracasar? Sólo si pensamos sabemos que ésta era la única forma de hacerlo posible, o que lo que hizo fracasar este intento hará fracasar cualquier otro, o que, por alguna(s) otra(s) razón(es), cualquier intento fracasará. Creo, en cambio, que no sabemos ninguna de estas cosas.»

http://alfonsogu.files.wordpress.com/2007/07/libertad-y-justicia.jpg

Acto seguido, nos dice el profesor Cohen que considera que la solución correcta es que «lo hagamos de un modo diferente y mucho más cauteloso», o como nos dijera Gianni Vattimo[1] en una conversación a propósito de su última visita a Lima:

«La izquierda es el espacio desde el cual se puede y se debe crear un mundo mejor.

Aquí yo quiero pedir a los jóvenes que, por favor, lo que pasa cada día no lo consideren como normal; no pierdan la capacidad de indignarse con las cosas que están mal. Ustedes, los jóvenes vanguardistas están llamados a inventar, les pido que inventen una normalidad más compartida… más solidaria, más amistosa, más tierna… con mucho cariño…»

Termina Cohen, recordando como Albert Einstein decía que el socialismo es el intento humano de “superar y avanzar sobre la etapa depredadora del desarrollo humano”. Nos dice, entonces Cohen, para finalizar que «Nuestro intento de ir más allá del carácter depredador de las sociedades de mercado ha fracasado… hasta ahora. Pero ésta no es una buena razón para dejar de intentarlo«

Considero ocioso pretender esbozar algún comentario que termine por parecer ilusamente pretencioso de cara a la fuerza argumentativa esbozada en las breves líneas del prefacio del profesor Cohen a «Razones para el socialismo».

Considero además que la mejor invitación a su lectura ya está hecha.

Sólo puedo decir que, personalmente, considero necesario replantear los espacios de cultura y construir un nuevo orden de libertad; en este sentido, creo que, pensando filosóficamente con Heidegger, lo que tenemos que hacer es hacer proyectos. Proyectos que den cuenta de una lectura que busque afirmar espacios y derechos, antes que sólo fomentar estructuras económicas, de competencia, inversión y mercado.

Quizá las razones para el socialismo sólo aguardan personas con lucidez y entrega que se animen a la construcción de una perspectiva crítica de la sociedad y sus interrelaciones…, personas capaces de soñar y demostrar en la acción que lo posible ya se hizo… y que lo imposible está en nuestras manos.

Martín Soto Florián

Este texto ha sido originalmente publicado en Papeles de Crítica Legal.


[1] Entrevista de próxima aparición en: https://elvanguardista.wordpress.com